Música y café en la tarde
de mi penúltimo día,
del tener tu compañía
so capa de no olvidar.
Música y café hacen arte
tras tu pelo tan cobrizo,
tras tu pecho ya macizo
por amor y su lugar.
Y el plumaje de mis alas
poco a poco cae en deseo,
y el momento que poseo
pierde en tono su valor;
mi ánima en el norte habita
tras un cuerpo abandonado,
implorando tu legado
de aquel futuro mejor.
Chocolate y lima saben
que son colores de dioses,
de luces y tus adioses
entre risas de estación.
Pasará el tiempo del cuervo
entre meses y su hechizo,
tras un invierno postizo
a espera de tu intención.
Beber café con limón
al calor de tus sonrisas,
de palabras tan precisas
que me dejen sin temblor.
No es adiós, es hasta luego,
y con suerte hasta mañana
en tenue vida alemana
y tenue miedo al dolor.