No pasó noche en la que, en mi improvisada butaca de metal astillado, no llorara todo lo que perdí con el paso del tiempo, con mis propias decisiones.
No pasó noche en la que, envuelto entre los azufres de mi locura, no limpiara mis pestañas del polvo que dejaste, del polvo que murió con tus gritos.
No pasó noche en la que, quemado por la hoguera de mi boca, no crujiera mis huesos para acomodarme en mi pecado, en mi eterno dolor.
No pasó noche en la que, atacado por recuerdos del sol, no olvidara el odio que mis hermanos alzaron en mi contra, pero por tu orden clara.
No pasó noche en la que, encerrado en mis celdas de tierra y calores, no musitara tu nombre mirando a casa, suplicando tu atención una sola palabra más.
Y juro por todas las luchas que proclamé a tu salud que nunca pasó noche en la que no llorara tu pérdida.
Que nunca hubo noche en la que mi corazón permaneciera en su sitio, en la que no tuviera que repararlo con saliva y lloros.
Que nunca un planto nacido en mi tráquea fue tan sonoro.
Que nunca las llamas de mi pecho habían vivido tanto.
Pero eso es el pasado.
Ahora, no pasa noche en la que, sentado en mi trono de rubíes y perlas, no maldiga tu odio con el paso de los siglos, de los hechos.
Ahora, no pasa noche en la que, entre brasas y mi amado azufre, no esparza tu polvo bajo mis pies, recordando dónde debiste permanecer.
Ahora, no pasa noche en la que, calentando mi sonrisa con la lava de mi error, no cruja mi columna entera para acurrucarme en las mayores satisfacciones.
Ahora, no pasa noche en la que, tras recibir a la luna gentilmente, recuerde todo lo que mis falsos hermanos pusieron en mi contra, todo lo que negaron.
Ahora, no pasa noche en la que, en mi personal suite de magentas y oro, no susurre tu nombre mirando al antiguo hogar, recordando tus promesas ya rotas.
Y juro por el injusto castigo al que me sometiste, por el poder que en su momento debieron haberte arrebatado, y por la fe que hace eones asesiné en lo más profundo de mi alma… que no te odio.
Que nunca hubo noche en la que un solo rencor aflorara contra ti.
Que nunca una mala palabra te fue dirigida en mi presencia.
Que nunca la ira de mis ojos se fijó en tu nube.
Sólo juro por todas las noches que he vivido bajo almas que nunca volveré a amarte.