domingo, 19 de enero de 2014

:. Los Bajos .:


A las tres de la mañana las estrellas gimen tu nombre.
Alcohol en cada esquina de la calle. 
Farolas muertas, vagan sin rumbo.
La luna cae, derritiéndose por los tejados de Argüelles.
Gritos, peleas, risas y besos. El pan de cada día en las hostias de cada noche.
El sonido del billar ensordece las pisadas de las niñas.
Cada trago de whisky es un beso en algún baño.
Cada palabra callada por la música, una flecha mal lanzada.
Y entre las sucias paredes, desesperada, busco tu sombra.
Tu sombra perdida entre tintes verdes.
Quizá tu copa ahora sea un espejo profanado.
Quizá tus palabras se ahoguen al clamor de la noche.
Quizá no debiera buscarte en las paredes del Ragnarok,
pero no sé dónde más mirar.
El olor a hierro inunda mis pulmones.
Las farolas caen, y sus cristales se hacen agua.
Estoy sola, sobria, sangrando por el pecho, 
en la esquina de los bajos.
Y, entre verdes, las estrellas gimen tu nombre. 

jueves, 16 de enero de 2014

:. Un suspiro .:


Un golpe en la barra
acompaña a la puerta.
Un vaso de vodka
despide al reloj de arena.
Aire entre rizos,
tacones lastimeros,
una curva inolvidable
por el brillo del diamante. 
Su sombra se desvanece
con la luz de sus pendientes
mientras mi copa se rompe
entre uñas y alquitrán.
Perlas de rojo teñidas
desgarran las cuchillas
de mis manos. 
Resentimiento,
impaciencia,
un suspiro.
Quizá nunca pueda perderme
en el brillo de sus ojos.
Quizá nunca pueda leer
los gestos de su tela.
Mis dedos acariciarán
la cintura de mi copa,
nunca la suya. 
Mis labios imaginarán
el sabor a regaliz. 
Un golpe en la barra
acompaña a la puerta.
Un vaso de vodka
despide al reloj de arena.
Aire entre rizos,
tacones lastimeros,
una curva inolvidable
por el brillo del diamante.

miércoles, 15 de enero de 2014

:. Quizás, sin embargo... no sé .:


Quizá el viento lleve versos
de sal marina y azul
al recordar tus engranajes.
Quizá la música lleve notas
de tacones de charol
al seguir tus pisadas.
Quizá la luna recuerde
la luz de su color
al seguir por siempre tu humo,
y quizá mis labios recuerden
la sonrisa de los tuyos
con su sabor a sueños.
Sin embargo, mis hojas recuerdan
la tinta suicidada
todas las noches de Julio.
Sin embargo, mis cuerdas se tensan
a la luz de las farolas
volviendo sin tu sombra.
Sin embargo, el chocolate
muere y rompe cenizas
en cada pesadilla, cuando,
sin embargo, cada día
el insomnio puede conmigo.
No sé qué abrigo le ofreceré
al verano cuando decida saludar
las entrañas de mi cuerpo.
No sé qué sonrisa elegiré
cuando las flores pregunten
si las quiero morder.
No sé qué tiempo huirá 
del siglo diecinueve
para arañarme la espalda, 
y no sé en qué ojos pensaré
cuando la luna no llegue.